|
Por
Margarita Lapido Rodríguez, José P. Monteagudo Yanes
y Aníbal E. Borroto Nordelo tel.: (53 432) 22762.
e-mail: mlapido@fmec.ucf.edu.cu
La eficiencia energética, entendida como la eficiencia en la producción, distribución y uso de la energía necesaria para garantizar la calidad total, es parte del conjunto de problemas que afectan la competitividad de las empresas o instituciones.
La eficiencia energética implica lograr los requisitos establecidos por el cliente con el menor gasto energético posible y la menor contaminación ambiental por este concepto.
De 1980 a 1994 los países de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD) elevaron su competitividad y obtuvieron un crecimiento promedio anual del PIB de 2,8 %, mientras que el consumo de energía en promedio creció 1,1 %. En ese mismo período los países de menor desarrollo crecieron económicamente 2,5 % anual, pero el consumo de energía aumentó a razón de 4,7 % al año, lo que indica un deterioro
en la intensidad energética y por tanto en la eficiencia energética. Los países de nuestra región se insertan en este último grupo.
En el documento Ahorro y eficiencia energética, elaborado por el Departamento de Industria Básica del Comité Central del Partido en noviembre de 2001, se señalan varias insuficiencias en la gestión energética empresarial como los principales problemas que afectan la eficiencia energética y el ahorro en el país. Dentro de los señalamientos se destacan el insuficiente análisis de los índices de eficiencia energética, el desconocimiento de la incidencia de cada portador energético en el consumo total, la falta de identificación de índices físicos y su ordenamiento por prioridad, la falta de identificación de los trabajadores que más inciden en el ahorro y la eficiencia energética, la insuficiente divulgación de las mejores experiencias, las insuficiencias en los sistemas de información estadística y la falta de apreciación de la eficiencia energética como una fuente de energía importante.
Los análisis realizados en varias empresas por el Centro de Estudios de Energía y Medio Ambiente (CEEMA), de la Universidad de Cienfuegos, ponen de manifiesto el insuficiente nivel de gestión energética existente en muchas de ellas, así como las posibilidades de reducir los costos energéticos mediante la creación de las capacidades técnico-organizativas para administrar eficientemente la energía. Esto puede ser logrado si se aplica con eficacia un sistema de gestión energética.
Sistemas de gestión energética
La gestión energética o administración de energía, como subsistema de la gestión empresarial, abarca las actividades de administración y aseguramiento de la función gerencial que le confieren a la entidad la aptitud para satisfacer eficientemente sus necesidades energéticas, a partir de entender la eficiencia energética como el logro de los requisitos establecidos por el cliente con el menor gasto energético posible y la mínima contaminación ambiental por este concepto.
Un sistema de gestión energética se compone de la estructura organizacional, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios para su implementación.
Conceptos básicos
Lo más importante para lograr la eficiencia energética en una empresa no es sólo que exista un plan de ahorro de energía, sino contar con un sistema de gestión energética que garantice el mejoramiento continuo.
Es más importante un sistema continuo de identificación de oportunidades que la detección de una oportunidad aislada.
Para el éxito de un programa de ahorro de energía resulta imprescindible el compromiso de la alta dirección de la empresa con ese propósito.
Debe controlarse el costo de las funciones o servicios energéticos y no el costo de la energía primaria.
El costo de las funciones o servicios energéticos debe controlarse como parte del costo del producto o servicio.
También se deben concentrar los esfuerzos en el control de las principales funciones energéticas, organizar el programa orientado al logro de resultados y metas concretas, y realizar el mayor esfuerzo dentro del programa a la instalación de equipos de medición.
Entre los errores más frecuentes en que se incurre se pueden señalar los siguientes:
* Se enfrentan los efectos y no las causas de los problemas.
* Los esfuerzos son aislados y no hay mejora integral en todo el sistema.
* No se atacan los puntos vitales.
* No se detectan y cuantifican adecuadamente los potenciales de ahorro.
* Se consideran las soluciones como definitivas.
* Se conforman creencias erróneas sobre cómo resolver los problemas.
Entre las barreras que se oponen al éxito de la gestión energética pueden mencionarse las siguientes:
* Las personas idóneas para asumir determinada función dentro del programa se excusan por estar sobrecargadas.
* Los gerentes departamentales no ofrecen suficiente tiempo a sus subordinados para esta tarea.
* El líder del programa no tiene tiempo ni logra apoyo o tiene otras prioridades.
* La dirección no reconoce el esfuerzo del equipo de trabajo ni ofrece refuerzos positivos.
* La dirección no es paciente y juzga el trabajo sólo por los resultados inmediatos.
* No se logra conformar un equipo con buen balance interdisciplinario o interdepartamental.
*· Falta comunicación con los niveles de toma de decisiones.
* La dirección ignora las recomendaciones derivadas del programa.
* El equipo de trabajo se aparta de la metodología y el enfoque sistemático.
* Los líderes del equipo de trabajo son gerentes e inhiben la actuación del resto de los miembros.
Gestión Total Eficiente de la Energía
La Tecnología de Gestión Total Eficiente de la Energía (TGTEE) consiste en un paquete de procedimientos, herramientas técnico-organizativas y software especializado que –aplicado de forma continua y con la filosofía de la gestión total de la calidad–, permite establecer nuevos hábitos de dirección, control, diagnóstico y uso de la energía, dirigidos al aprovechamiento de todas las oportunidades de ahorro, conservación y reducción de los costos energéticos en una empresa.
La forma de aplicación de la TGTEE con los criterios de mejoramiento continuo se ejecuta de forma sistemática, como se muestra en la figura 1, donde aparecen los componentes básicos en cada etapa.
La TGTEE se diferencia de los servicios que se ofertan en este campo en que es un proceso de reingeniería de la gestión energética de la empresa; su objetivo no es sólo diagnosticar y dejar elaborado un programa, sino elevar las capacidades técnico-organizativas de la empresa para ser autosuficiente en la gestión por la reducción de sus costos energéticos; añade el estudio socioambiental, la gestión de mantenimiento, la gestión tecnológica y los elementos de las funciones básicas de la administración que inciden en el uso eficiente de la energía; es capaz de identificar un número muy superior
de medidas triviales y de baja inversión para la reducción de los costos energéticos; entrena, capacita y organiza los recursos humanos que deciden la reducción de los consumos y gastos energéticos, creando una nueva cultura energética; e instala en la empresa procedimientos, herramientas y capacidades para su uso continuo y se compromete con su consolidación.
La TGTEE incluye la capacitación al Consejo de Dirección y especialistas en el uso de la energía; el establecimiento de un nuevo sistema de monitoreo, evaluación, control y mejora continua del manejo de la energía; la identificación de las oportunidades de conservación y uso eficiente de la energía en la empresa; la proposición, en orden de factibilidad, de los proyectos para el aprovechamiento de las oportunidades identificadas; la organización y capacitación a los trabajadores vinculados al consumo energético, en hábitos de uso eficiente; el establecimiento de un programa efectivo de concientización y motivación de los recursos humanos de la empresa hacia la eficiencia energética; la preparación de la empresa para autodiagnosticarse en eficiencia energética; y el establecimiento en la empresa de las herramientas necesarias para el desarrollo y perfeccionamiento continuo de la tecnología.
La TGTEE permite, a diferencia de las medidas aisladas, abordar el problema en su máxima profundidad, con concepto de sistema, de forma ininterrumpida y creando una cultura técnica que permite el autodesarrollo de la competencia alcanzada por la empresa y sus recursos humanos.